No se ponga triste, no se apure, no se angustie ni deprima por haber cometido algún error, tómelo positivamente con responsabilidad y considérelo un aprendizaje, una importante lección de vida.
Lo grave no es equivocarse, lo delicado es seguir cometiendo el mismo error, analice, busque, piense en donde estuvo su equivocación e intente remediarla, pedir las disculpas del caso, enmendar lo que pude hacer mal, de manera que este error se convierta en un paso adelante para renovar lo que se puede perder, aprender una lección de vida o bien sirve para reafirmar nuestra convicción de que siempre pretendemos ser persona humilde cuando pedimos perdón.
Es de humanos equivocarnos, es de humildad y valentía pedir perdón ya sea en primer lugar a Dios por nuestras acciones o a las personas que apreciamos y no queremos perder...
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