Te escribo desde mi insomnio, para aliviar mi pluma llena de palabras.
Como siempre, cuando estoy sola, como cuando se reseca mi alma.
Es el grito que da paso a mis sentires desorientados y les dirijo rumbo al mar, ese mismo que conoce mil momentos de mi vida ya tragados por las olas de mi vida, dormidos en las rocas y en las orillas, mansamente ahora.
Al hacerlo, siento que me estoy desnudando delante de tus ojos asombrados y enrojecen las letras al sentir la caricia de tu mirada.
Mis sentires están llenos de tristezas y versos olvidados, ellos encontraron sin querer las espinas de las rosas, y se clavaron en mi alma.
Aquellas rosas rojas que un día fueron el motivo de mi alegría, porque sus pétalos susurraron en mis oídos las palabras más bellas que sobre la tierra existen, y con ellas, alfombré tu sendero que terminaba según mis sentimientos, en la puerta de mi alma.
Hoy que la vida se aleja de mi lado, mis alas se niegan a volar, tengo miedo de las rosas, del ruido del mar, de sus olas, miedo de olvidarme de todo! hasta de mi propio miedo.
Pero! yo no quiero tener miedo a nada, quiero vivir! porque la muerte sería el comienzo para dejar de amarte y no verte más. Esto sería como dejar de acariciar mi almohada cada noche, me faltaría mi respiración acaraciando mi cuello, y mi mente volando recorriendo con sus alas todos los rincones que más me gustan.
Lo ven? Las palabras de mi pluma tienen tantos adjetivos y rosales, suspiros que pesan mucho y no la puedo parar.
Hoy escribo mis dolores vestidos con mieles de mis ensueños, entrego esta carta para dormir mi insomnio hasta que el lucero con su estrella guarden su brillo entre las bellas nubes rosadas que deben andar por ahí.
Guarden mis palabras queridos amores, ellas te hablarán cuando ya no esté. Entonces podré decirte cuanto te quise en verdad!. Entonces me verás titilar en tu ventana hasta que dejen de brillar las estrellas de la bella noche.
Son mis dos manos caprichosas las que dictan estas letras llenas de amor, y que brotan de mi alma llena de propósitos esperanzadores que se deleitaran en su vaivén., sé que al escribirlas, tus ojos estarán recorriendo mis pensamientos, es por eso que no dejo mi pluma para arañar estas páginas, ellas van como un suspiro que nace de mi alma para ti antes de irme.
Ya el sueño me está reclamando y el sol se despereza totalmente en su lecho, es la hora agonizante que se conjuga con la creciente luna, yo reclamo mi minuto de placer para darle permiso a mi pluma, espero puedas leerme, me gustará verte desde algún lugar cuando me haya ido.
Hasta mañana mis queridos amores, en algún momento espero volvemos a leernos.
El beso que voy a darte llegará hasta tu frente, el alma, tus labios o te llegará a través de una bella flor.
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